Laudatio en el Doctorado Honoris Causa al Doctor Eugenio Raul Zaffaroni, a cargo del Dr. Rubén Enrique Figari en la Universidad Nacional de San Luis

Sr. Rector de la UNSL Dr. José Luis Riccardo:

Sra. Vicerrectora de la UNSL Esp. Nelly Esther Mainero

Sra. Decana de la Facultad de Ciencias Humanas Lic. Martha María Pereyra González

Sr. Decano de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia Dr. Julio Raba

Sr. Decano de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales Dr. Félix Daniel Nieto Quintas.

Sr. Decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico Sociales Ing. Sergio Luis Ribotta

Sr. Prof. Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni

Sres. y Sras. invitados, alumnos y público en general.

Nunca resulta más propicio hacer mías las palabras del Profesor Dr. José Ramón Serrano- Piedecasas en oportunidad de pronunciar su laudatio con motivo de la entrega del título Doctor honoris causa al Prof. Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni en la Universidad de Castilla La Mancha. En dicha ocasión expresó que una laudatio académica pretende enaltecer a quien se le rinde homenaje, haciendo pública la importancia de su obra y de su enseñanza para el desarrollo de la disciplina que cultiva. No obstante, cuando la laudatio hace referencia a una personalidad cuyos meritos son ampliamente conocidos y cuya presencia dentro del mundo académico es tan destacada que no necesita presentación alguna, la laudatio constituye un honor para quien la pronuncia. Este es mi caso.-

Eugenio Raúl Zaffaroni es uno de los juristas más renombrados en Latinoamérica y en Europa y uno de los exponentes más destacados del pensamiento crítico dentro del derecho. Podríamos sintetizar la influencia de Zaffaroni en variados campos que van desde la teoría del delito, la criminología, el derecho procesal, la política criminal y los derechos humanos. Por lo que es factible afirmar sin margen de error que es el autor más leído en toda América Latina y el jurista más citado en Europa, especialmente en España, Francia, Italia y Alemania y seguido por una numerosa escuela de discípulos anónimos. Su aproximación crítica al devenir del poder punitivo en la región y su defensa rigurosa del ideario del Estado de Derecho y los Derechos Fundamentales, lo han convertido a lo largo de los años en un referente intelectual y un ejemplo de vida para quienes defienden los derechos humanos en el ámbito específico del proceso penal y en general en defensa del individuo frente al poder estatal.

Zaffaroni es catedrático emérito de la Universidad de Buenos Aires, donde había sido profesor de las cátedras de Derecho Penal I de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y de Criminología en la Facultad de Psicología y director del Departamento de Derecho Penal y Criminología de aquella Universidad. Su magisterio sin embargo se extiende a todas las universidades de habla española y portuguesa del mundo, debido a que es considerado el más destacado y leído tratadista de la ciencia penal iberoamericana. Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad del Litoral en Santa Fe (1964), desde muy joven comienza su producción bibliográfica en Derecho Penal, tal como la “Teoría del Delito” de 1973 y se completa con su temprano “Tratado de Derecho Penal Parte General” en cinco tomos – escrito durante su estancia en San Luis y Villa Mercedes en los 70 y cuya primera edición es publicada en 1980 – y con su “Manual de Derecho Penal Parte General” editado diez veces en Argentina, una en Perú, dos en México y una en Brasil – con traducciones y adaptaciones de José Henrique Pierangelli y Nilo Batista –. Cabe destacar los siete tomos del “Digesto de Codificación Argentina” en coautoría con Miguel Alfredo Arnedo, obra de obligada consulta para la producción científica e indispensable para abordar el conocimiento y la evolución histórica del derecho penal argentino. Su “Criminología: aproximación desde su margen” y “En busca de las penas perdidas” – con traducciones al portugués y al italiano – y “Estructuras Judiciales” – traducido al portugués – constituyen hitos en su producción literaria. Ya en el año 2000 aparece su monumental “Derecho Penal. Parte General”, obra llevada a cabo con la colaboración de Alejandro Alagia y Alejandro Slokar que tiene dos ediciones en Argentina y otra en México. Sus más de treinta obras monográficas sobre criminología y derecho penal completan el panorama bibliográfico de uno de los más importantes productores de pensamiento crítico del derecho; muchas de esas obras trascendieron las fronteras idiomáticas al ser traducidos al inglés, al portugués y al italiano. Cabe agregar “El enemigo en el Derecho Penal” (2006) que constituye una replica a las atestaciones de Günther Jakobs, “Estructura básica del derecho penal” (2009) acompañado de un CD donde el profesor explica amenamente los principios básicos del Derecho Penal, emprendimiento novedoso y sumamente útil e interesante para el estudiantado y porque no para todo aquél que se interese por conocer su pensamiento. No se puede ignorar el reciente esfuerzo puesto de manifiesto en la obra “Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial” que ya lleva nueve tomos cuya dirección comparte con el prestigioso jurista David Baigún y la coordinación del eminente Marcos Antonio Terragni, que agrupa una serie de autores que enjundiosamente llevan adelante tal despliegue y en 2010 publica “Crímenes de Masa”.-

Su carrera judicial se inicia como Juez en la Cámara del Crimen de nuestra ciudad entre 1969 a 1973 y posteriormente como Procurador General de la Provincia, desde 1973 a 1975, luego como Juez Nacional en lo Criminal y Correccional y de Sentencia y ocupa por más de un lustro la vocalía de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, para culminar su brillante carrera como Ministro de la Suprema Corte de Justicia a partir del 2003.-

Sus inquietudes no sólo se redujeron a la cátedra y a la magistratura, sino que se explayaron en el ámbito político, como Diputado por la Ciudad de Buenos Aires entre 1997 y 2000, fue Convencional Nacional Constituyente de la Convención de 1994 y en 1996 en la Convención de la ciudad de Buenos Aires ocupando la Presidencia de la Comisión redactora. Fue interventor del Instituto Nacional de lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).-

En el ámbito académico numerosas universidades le conceden el título de Dr. Honoris Causa.

El Profesor Zaffaroni fue becario en 1965 de la OEA y en 1972 en el Max Planck Institüt de Freiburg. Impartió docencia en numerosas Universidades y centros de investigación nacionales y extranjeras por ende, se desempeñó como Profesor extraordinario del Instituto Vasco de Criminología, en la Universidad de Salamanca, Universitá degli Studi di Roma Tor Vergata, Universitá degli Studi di Padova, Universitá degli Studi di Firenze, Universidad Nacional Autónoma, Universidad Veracruzana de México, Universidad autónoma de Santo Domingo – República Dominicana –, Universidad de San Martín de Porres – Perú, Universidad del Zulia – Venezuela y la Universidad Candido Mendes de Brasil.-

Es a partir del año 2004 cuando comienza a dictar multitudinarias conferencias en Estados Unidos, Italia, Gran Bretaña, Suecia, Israel, entre otros países. En 1986 obtiene el Premio en Criminología de la American Sociological Association en Nueva York. En 2008 como miembro del Panel de Juristas Eminentes de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra), redactó el destacado informe “Assessing Damage, Urging Action” sobre el estado actual de las políticas antiterroristas en el mundo y su impacto sobre los Derechos Humanos.  En el mismo año el gobierno alemán le otorga la Orden del Mérito por su destacada producción científica y la Orden de la Estrella de la Solidaridad del Gobierno Italiano y otras distinciones de igual valía. En el año 2009 es reconocida su trayectoria y su impulso a que el genocidio y los crímenes de lesa humanidad sean considerados objetos de estudio por parte de la criminología, con la entrega conjuntamente con John Hagan del Premio Estocolmo de Criminología 2009, el símil al Nobel dentro del área criminológica, en una solemne ceremonia en la capital sueca.

Zaffaroni es vicepresidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal, vicepresidente de la Sociedad Internacional de Defensa Social, y es el presidente y fundador de la Academia Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología. Presidió durante muchos años el ILANUD (Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la prevención del delito y el tratamiento del delincuente) con sede en San José de Costa Rica.

Es autor de proyectos de reformas a los códigos penales argentino (1991), ecuatoriano (1969 y 1992) y costarricense (1991). Actualmente preside la Comisión de Reforma al Código Penal de Bolivia (2008 – 2009).

Se podría decir que a través de su extensa obra el pensamiento de Zaffaroni ha ido mutando en algunos aspectos pues a partir de la “Teoría del Delito”, el “Tratado de Derecho Penal” y el “Manual” se aleja de la defensa del paradigma preventivo especial, para desde un análisis integrado entre diversas disciplinas sociales, pasa a sustentar una concepción agnóstica o negativa de la pena y del poder punitivo. El quiebre se produce con el trabajo “En busca de las penas perdidas” de 1989 que se erige como un proyecto de trabajo a largo plazo que necesita de ulteriores precisiones en cuanto a sus concreciones analíticas. En la obra “Estructuras Judiciales” habla de un poder judicial que ocupa un lugar de relevancia por constituir el principal elemento de salvaguardia del Estado Constitucional de Derecho y que necesita una transformación teórica en cuanto a los objetivos y a la función política ejercitada por ese poder del Estado. Esto aunado a los postulados que plasma en “En busca de las penas….” desemboca en una obra sistematizada como lo es el “Derecho Penal. Parte General”.-

Dado lo escueto del tiempo asignado para esta presentación resultaría difícil explayarse en lo que representa su pensamiento en todas las áreas en que ha incursionado, sólo basta decir que se ha caracterizado en todo caso por una fina inteligencia y una buena, radical y genial criticidad. Nadie puede negar que Zaffaroni es el penalista por excelencia y contra todo lo que puede suponerse en el sentido que abogaría por la existencia de “más Derecho Penal” paradójicamente y acertadamente plantea el minimalismo haciendo una critica reiterada a la penalización de los problemas sociales caratulándolos de falsos porque se cimientan en una expansión punitiva con fines simbólicos que apela a la necesidad de agentes encubiertos con patente de corso, a los delatores arrepentidos, denuncias anónimas, intercambio de impunidad por datos, a veces falsos, para lograr una condena o incluso dinero lo que lo lleva a decir que la resolución de los problemas sociales que habitualmente transitan por el camino de la violencia desenfrenada y el delito, primeramente deben transitarse por la vía de la prevención y de la contención mediante la inclusión en un sistema social lo más parejo posible y como ultima ratio la utilización del Derecho Penal punitivo, por ello se le ha sentido decir que lo más apropiado sería volver a los viejos códigos con veinte o treinta delitos caratulados de “naturales” sobre los cuales todos estamos de acuerdo y sabemos cuales son y no apelar a esta fiebre punitiva y sancionadora en la que el Estado confisca el conflicto frente a cualquier problema social porque ese no es el camino, nunca lo fue y nunca lo será, simplemente constituye la política criminal Völkisch (populachera) consistente en alimentar y reforzar los peores prejuicios para estimular públicamente la identificación del enemigo de turno. De ello se puede deducir que este tipo de política criminal viene a considerar al Derecho Penal como la prima o sola ratio, al concebirlo como omnipotente, omnicomprensivo y omnipresente de todas las actividades sociales.-

Pero todo lo antes dicho, en mi concepto, no tiene significancia alguna, sino prevaleciera su inmensa calidad humana, humildad, generosidad intelectual y fino y agudo sentido del humor el cual pone de manifiesto muchas veces en ejemplos dados en sus disertaciones. Siempre digo que una persona puede tener el mayor de los atributos que el conocimiento intelectual le ha sido dado, mas sino es “una buena persona” todo lo otro carece de significancia, pues se marchita.-

Hoy se produce un hecho inédito para la Universidad Nacional de San Luis y especialmente para la carrera de Derecho, pues a la inversa de lo que ha ocurrido con nuestro invitado en otros ámbitos universitarios de centenaria tradición donde se le ha concedido el título de Dr. Honoris Causa, en este caso la Universidad Nacional de San Luis que inicia esta carrera tiene un comienzo auspicioso, nada menos que con el otorgamiento del doctorado Honoris Causa a esta personalidad producto de la universidad pública y gratuita tal como es ésta.-

Señor Rector, señores miembros del Consejo Académico, en esta apretada síntesis donde se han expuesto los pergaminos de nuestro visitante creo que están acreditadas suficientemente las causas de honor que justifican el otorgamiento del doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Luis al Prof. Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni.